Sunday, April 24, 2011

Los buenos somos mayoría

Si te gusta este título es porque sos de la mayoría...de los buenos! De los que prefieren las caricias a las armas. Siempre habrá en tu camino gente mala que quiera hacerte daño solo porque si, pues son pobres de corazón pero no te desanimes los buenos somos mayoría:

"...Alguna vez me preguntó mi madre: ¿cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir?, ¡porque no se pueden hacer las dos cosas a la vez! Mi madre creía que el día del Juicio Final el Señor no nos juzgará uno por uno -ardua tarea- sino el promedio, y si juzga el promedio estamos salvados porque la mayoría es buena gente. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso -una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que construyen la vida-. Diría mi madre: Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio..."
Del Maestro Facundo Cabral

Perdóname mujer

Perdóname mujer por todas las veces que esperaste un piropo ó al menos una mirada de admiración la cual nunca llegó porque estaba entretenido mirando la televisión, olvidando que antes dejaba cualquier cosa que estuviese haciendo para correr a verte pues eras y siempre serás la prioridad en mi vida.

Perdóname mujer por no ser mas detallista como tu quisieras, por no notar que duraste horas arreglándote el cabello para tenerlo liso ó rizado según sea el caso, buscando ese cambio tan importante para ti; perdóname por no aprender un poquito más sobre zapatos y así poderte elogiar el buen gusto que tienes al escogerlos, perdóname por no entender que todo esto  te reanima, te hace sentir bella,  segura; y qué esperas que tu hombre te haga sentir bonita siempre, no solo con mi atención sino con mis palabras y mis actos.

Perdóname mujer por las muchas veces que estando contigo mi mirada se desvió hacia otra mujer, ignorando estúpidamente que este hecho para nosotros automático y sin importancia, puede resultar muy hiriente por la comparación que el mismo implica; perdóname por no entender que tú necesitas que tu hombre te haga sentir acuerpada, protegida de esta competencia que la naturaleza y el comercio han creado entre las mujeres.

Perdóname mujer porque no me gusta hablar por teléfono y no aprecio que para ti una sencilla llamada preguntando cómo estas ó para decir  te quiero, tiene un valor enorme al punto que puede llegar a cambiarte el día. ¿Cómo es posible que olvide que te estimulas en gran manera por el oído? y que necesitas, aunque sé que ya lo sabes; escuchar todos los días la voz y las palabras de amor del hombre que amas.

Perdóname mujer porque no importa las horas y días que pasemos juntos tu siempre quieres estar conmigo mientras yo reclamo y busco mi propio tiempo, el cual usualmente malgasto pretendiendo divertirme, cuando en el fondo soy consciente que a tu lado hubiese sido más provechoso; pues sabiamente siempre buscas el bien para los dos.

Perdóname mujer por todas las veces que llegaste a contarme algo desagradable que te aconteció durante el día y yo te di un sermón con el cual quise ayudarte para que no te volviera a pasar, cuando tú ya sabías todo eso, y solo deseabas compartir  lo mal que te sentiste; y quizás recibir un abrazo que significara que ya estabas en casa y que lo malo había pasado.

Perdóname mujer por no usar siempre un tono de voz adecuado y respetuoso para ti, perdóname por hablar con sarcasmo ó ironía al no entender que somos diferentes y tenemos puntos de vista diferentes que deben ser respetados, perdóname por hacerte sentir tonta al haber tomado  una decisión basada en el instinto femenino, no debo menospreciar ese don maravilloso con el cual Dios las dotó.

Perdóname mujer por ignorar cuanto te molesta que haga referencia a tu período pretendiendo justificar cualquier cambio de humor ó al no saber comprender tu sensibilidad ante las diferentes situaciones de la vida.

Perdóname mujer por no amarte como tú lo mereces y por todas las malas decisiones que tomé por orgulloso, por no valorarte, por no valorar tu consejo, tu instinto, tu sabiduría, tu visión, tu sensibilidad,  perdóname porque algunas de estas malas decisiones nunca las confesaré y las llevaré conmigo hasta la tumba.

Saturday, April 23, 2011

Gracias a Dios!

Gracias a Dios por esta gripe horrible que me hace ser  más sabio pues me obligó a descansar como me recomendaron varios amigos, mis familiares, el doctor y el sentido común; los cuales no lograron convencerme. 

Gracias a Dios por el dolor de cuerpo, los escalofríos, el dolor de cabeza y la trancazón de nariz y todos los síntomas desagradables que me hacen reconocer la bendición enorme que son todos esos momentos cuando estos síntomas no están, esos momentos que por su sencillez los apreciamos poco y pasan desapercibidos, pues desgraciadamente lo malo seduce mas nuestra atención que lo sencillamente bueno. 

Gracias a Dios por la lluvia que no para, que nos incomoda tanto y es ideal para la proliferación de todo tipo de virus causantes de enfermedades; gracias a Dios porque esa misma lluvia nos hace tener un país verde con paisajes benditos y únicos;  y porque aun la escasez  del agua no es un problema que alarme a la mayoría de nosotros, como sucede en otros pueblos. 

Gracias a Dios porque la lluvia se me antoja para un beso de alguien especial; ¡que rico un beso bajo la lluvia! 

Gracias a Dios porque esta enfermedad me hace entender y valorar la importante y sabia decisión que tomé al dejar de fumar. 

Gracias a Dios por la enfermera de una famosa y reconocida farmacia ubicada en el cruce de Guachipelin y Escazú que me inyectó dos veces, una en cada nalga, cuando es posible que pudo haberme recetado algo más barato y menos doloroso, gracias a Dios por esa mano tan pesada la cual sentí como la mano de Sugar Ray Leonard en sus buenos tiempos y que me hizo salir cojeando de ese establecimiento comercial; pero que me hizo a la vez reconocer la bendición de poseer la libertad de elegir y ser responsable de mis decisiones; muchos no tienen esa bendición ni los medios para hacerlo. 

Gracias a Dios porque estando enfermo no siento ganas de reclamar, de defenderme, de juzgar, de señalar, de dar órdenes, de defender mi razón, de criticar, en fin no tengo ganas de pretender ser algo ó alguien; solo tengo ganas de estar vivo y sano. 

Gracias a Dios por aquellos que creen que soy de hierro, que piensan que no tengo derecho a enfermarme a pesar que ellos se incapacitan hasta por ser alérgicos a la colonia que usan, gracias a Dios pues ellos me enseñan a que no debo juzgarlos, porque aunque ellos lo crean; la verdad es que no estoy hecho de hierro. 

Gracias a Dios porque me siento tan mal que no quiero seguir trabajando desde mi casa como otras noches sino que he podido poner atención a otras cosas: a la vida de mis amigos en facebook, a  el discovery channel, a  mi guitarra empolvada por falta de uso, a la comida casera que es tan rica, a un buen jarro de aguadulce caliente, y hasta mi apartamento que reclama mantenimiento “preventivo” desde hace más o menos dos años. 

Gracias a Dios porque estaba  triste de estar enfermo y termine escribiendo; lo cual amo hacer; y al hacerlo mi estado de ánimo cambia y doy gracias a Dios porque si al menos una sola persona que tenga gripe como yo ahora, al leer esto  logra perdonar mi mala redacción y al mismo tiempo recibir buenas vibras y cambiar su ánimo; habrá sido un placer estar enfermo y diré ¡Gracias Dios!. DM


Definición de servicio

Me he propuesto, en las páginas siguientes, compartir con todo aquel que tenga el gusto de leer, el concepto de la palabra servicio. El cual he podido ir cultivando a través de mis años de experiencia en la industria hotelera y principalmente gracias a la sabiduría adquirida por el hecho tan sencillo de escuchar a quienes saben por haber vivido más y han querido dar vida a sus palabras con el ejemplo. Aquí debo gustosamente mencionar en primer lugar a mis padres quienes siempre fueron y son el ejemplo más cercano de personas con un claro concepto del servicio a los demás.
“El que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás”.  
“Hay que atender no sólo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo porque lo siente”.
¡Viejo Darío! ¿Cómo es posible que estés tantas horas metido en ese hotel? ¿No te cansas de trabajar?     Hace más de 10 años ingresé a un hotel de una reconocida cadena de esta industria. Ingresé guiado por la necesidad más que por otra cosa.  Había empezado a estudiar ingeniería civil, sin embargo no lograba encontrar trabajo y no podía darme el lujo de seguir en las listas de desempleados por lo cual acepté el puesto de agente de control interno (oficial de seguridad).Esta decisión cambio definitivamente el rumbo de mi carrera profesional, a pesar de tener uno de los puestos considerados de menor rango dentro de la estructura organizacional de la empresa; descubrí que tener que tratar y atender diariamente a diferentes personas de distintos países y culturas me generaba una gran satisfacción. De pronto sentí que trabajar no era solo una rutina creada para ganar dinero y poder suplir las necesidades de nuestro vivir. Me descubrí a mi mismo disfrutando de hacer mi labor, con ganas de aprender todos los días un poco más para poder crecer dentro de la empresa, sin importarme invertir mi tiempo personal logrando las habilidades y conocimientos necesarios que implica dar un servicio adecuado, profesional y que suele ser reconocido por el cliente y por ende bien remunerado. Encontré que era posible ganar dinero haciendo lo que te gusta, sin embargo también me di cuenta que a pesar de que mis padres siempre me dieron un claro ejemplo de una vida de servicio, yo no había absorbido todo esa sabiduría. Sentía que existían muchas debilidades en mi personalidad, carácter y temperamento las cuales debía minimizar y a la vez sería importante resaltar mis fortalezas, adueñarme de esa sabiduría y conocimiento que ha perdurado a través de los tiempos y que se ha visto reflejada en la vida de tantos personajes notables. Si ya disfrutaba de lo que hacía y además me pagaban por hacerlo ¿por qué no buscar ser el mejor en eso?

Trabajando en el negocio de atención al cliente y servicio personalizado, debía hacerlo parte integral de mi vida, así lograría que los huéspedes percibieran de mi una genuina atención. Esa vocación y sensibilidad para servir que resulta en un claro entendimiento de las necesidades de la otra persona, y que siendo atendidas y resueltas todo ser humano sabe agradecer. Así, pues, en este escrito hablaré brevemente sobre algunos conceptos relacionados al servicio como son la atención, el trato personalizado, la empatía, además de frases celebres, ejemplos de vidas dedicadas a servir y anécdotas de mi vida personal.
Concepto de servicio.
En Economía y en marketing (mercadotecnia) un servicio es un conjunto de actividades que buscan responder a necesidades de un cliente. Es el equivalente no material de un bien. Un servicio se diferencia de un bien (físico o intangible) en que el primero se consume siempre en el momento en que es prestado. Por lo cual si se quiere lograr los mejores resultados debe ser excelente siempre. Si compra un radio y no le funciona usted podría eventualmente cambiarlo sin embargo al vender un servicio de atención al cliente es muy difícil lograr borrar una mala impresión pues esta la llevara el comprador en su memoria por mucho tiempo, por no decir siempre.
El servicio de atención al cliente es el servicio que proporciona una empresa para relacionarse con sus clientes, es crear una relación no diferente a cualquiera de las relaciones humanas. Si por ejemplo tienes una pareja afectiva para llevar la relación a buen puerto es bien sabido que se deberá ser sensible a las necesidades de la otra persona. Y ser sensible no es solamente saber que necesita, implica percibir el sentir y ser de la pareja para lograr una lectura precisa de sus deseos logrando sobrepasar tus expectativas. Así mismo trasladar y traducir este concepto romántico al plano laboral muchas veces resulta en una relación duradera con el cliente. Generalmente menospreciamos lo fácil y efectivo que puede ser utilizar la sinceridad y la cercanía con nuestros clientes para ganar fidelidad de nuestros usuarios.
¡Qué hermoso el gesto de la gente que tiene el don del servicio! ¡Entregarse a los demás por vocación y deseos de ayudar! Cuando comencé a trabajar en el hotel conocí a un muchachillo afroamericano que trabajaba en áreas públicas realizando trabajos de limpieza. Se llamaba James Charlton y siempre me admiro verlo de muy buen humor cantando y hablando mucho mientras llevaba a cabo labores tan desagradables como limpiar un inodoro. James a pesar del recargo de sus obligaciones siempre sacaba tiempo para hacer favores a sus compañeros nunca decía que no cuando alguien le pedía ayuda aun sabiendo que eso le implicaría salir más tarde.     Admiro aquellos que se desprenden de sus propias vidas para servirles a los demás, que abandonan la comodidad de sus hogares para dar el auxilio al que lo necesita. Aquellos que lejos de la publicidad se embarran las manos, no sienten asco ni indiferencia ante el dolor ajeno. Los que dan por el simple hecho de la satisfacción personal, el secreto es desarrollar empatía con las demás personas, por humildes que ellas sean. Es decir, mostrar interés por lo que le sucede a la otra persona; es la capacidad de entender por qué otra persona se siente de tal o cuál manera; es incluir en nuestra vida, el hábito de procurar primero comprender a la otra persona antes de ser comprendidos nosotros mismos. El dinero cubre las necesidades, mientras que el servicio a los demás proporciona satisfacción personal. La actitud de servicio va siempre ligada a una actitud positiva, por ello es que las personas con actitud de servicio a los demás, son personas alegres, optimistas, proactivas, que esperan siempre lo mejor y tienen el control de sus vidas a pesar de las circunstancias. La actitud de servicio permite entender a las demás personas, es tomar conciencia, es adquirir la capacidad de darse cuenta de lo que está sucediendo a su alrededor y lograr entender lo que puede estar experimentando la otra persona. El mejor regalo que podemos darle a otra persona es nuestra atención íntegra. Además habremos descubierto un gran secreto: el Servicio genera Poder, es un signo inequívoco de madurez, es una marca indeleble de la gente superior, del Líder exitoso, de la gente iluminada, de las personas con personalidad magnética, del padre (madre) amoroso (a), del docente comprometido con su profesión, del estudiante responsable, del empresario (a) triunfador (a), del empleado (a) eficaz, es un privilegio reservado solo para los seres superiores. Sin embargo esto no quiere decir que si uno carece de ese don innato de servir este imposibilitado a desarrollarlo, todo lo contrario es sencillamente  cuestión actitud, es querer hacerlo parte de nuestra vida, es lograr un mejoramiento continuo de todas las áreas de nuestra vida.

En conclusión y por todo esto, en mi concepto Servicio es amar lo que se hace, es prestar toda tu atención, practicar empatía, buscar la sabiduría e imitar a los grandes líderes de la historia, ya siendo conocedores de su secreto: que el servir nos engrándese y nos proporciona mejores relaciones interpersonales, satisfacción personal y admiración de los demás, haciéndonos mas fácil y entretenido ganarnos el sustento diario y dándonos una guía práctica para seguir adelante con fe en alcanzar siempre el éxito. ¿Cómo entonces no vamos a utilizar esta valiosa herramienta de mercadotecnia para hacer que una empresa alcance todas las metas planteadas?
En tiempos de crisis económica no tengo ninguna duda que el servicio nos puede dar la ventaja competitiva para ser los numero uno.
Dejo por ultimo una historia de la vida real para compartir:
En 1888 Mahatma Gandhi fue a Inglaterra, donde estudió Derecho. Una vez iba caminando por una calle de Londres y fue sorprendido por un chaparrón de agua, dicen que en ese lugar llueve todos los días; yo nunca he ido allá, pero tengo amigos que sí y ellos me han dicho que eso es verdad. Gandhi empezó a correr para huir de la lluvia y logró refugiarse debajo del alero de un lujoso hotel, ahí se quedó parado mientras pasaba el vendaval. A los pocos minutos apareció una lujosa limosina y de ella salió un magnate inglés, le bajaron las maletas y el carro fue conducido hasta el estacionamiento.
- ¡Oye tú!, ¡Agárrame las maletas! - Gritó el británico a Gandhi quien no sabía que era con él, miró hacia los lados y hacia atrás para ver a quién se dirigía el magnate- ¡eh tú, hindú! - repitió el inglés con fuerza -, ¡He dicho que me agarres las maletas! Gandhi se dio cuenta de que era con él a quien hablaba el potentado, y entonces se acercó a cargarlas. El inglés le ordenó que lo siguiera hasta el cuarto piso; él subió por el ascensor y el hindú por las escaleras porque en esa época los hindúes eran considerados menos que los demás...
Una vez que Gandhi dejó las maletas en el sitio indicado, se dispuso a retirarse.- ¡Mira tú, indio!, ¿Cuánto te debo? - Dijo el magnate.- Señor, usted no me debe nada - Gandhi contestó cortésmente.- ¿Cuánto me vas a cobrar por subirme las maletas? - insistió el hombre.- Señor - repitió Gandhi -, yo no voy a cobrarle nada.- ¿Tú trabajas aquí?, ¿No?- No señor, yo no trabajo aquí; yo estaba en la puerta esperando que dejara de llover para continuar mi camino.- Si tu no trabajas aquí, por qué subiste las maletas?- Porque usted me pidió que lo hiciera... y lo hice- ¿Quién eres tú?!- Yo soy Mohandas Karamchand Gandhi, estudiante de Derecho de la India.- Bien, bien... entonces, ¿cuánto me vas a cobrar?- Señor ya le dije, no le voy a cobrar nada y nunca pensé en cobrarle - dijo Gandhi.- Si tú no pensabas cobrarme nada por subirme las maletas – dijo nuevamente el inglés -, ¿entonces por qué me la subiste?- Señor -expresó el futuro Mahatma - yo le subí las maletas a usted por el inmenso placer que me causa el colaborar con los demás, por eso lo hice, porque para mí servir es un placer. Si, ¡servir es un placer!: ¡Que inmenso placer!
Después de esto, Gandhi nos dejaría este pensamiento:"Todos los placeres y satisfacciones palidecen y se convierten en nada ante el servicio abnegado que se presta con alegría”.
¡Gracias! DM