Gracias a Dios por esta gripe horrible que me hace ser más sabio pues me obligó a descansar como me recomendaron varios amigos, mis familiares, el doctor y el sentido común; los cuales no lograron convencerme.
Gracias a Dios por el dolor de cuerpo, los escalofríos, el dolor de cabeza y la trancazón de nariz y todos los síntomas desagradables que me hacen reconocer la bendición enorme que son todos esos momentos cuando estos síntomas no están, esos momentos que por su sencillez los apreciamos poco y pasan desapercibidos, pues desgraciadamente lo malo seduce mas nuestra atención que lo sencillamente bueno.
Gracias a Dios por la lluvia que no para, que nos incomoda tanto y es ideal para la proliferación de todo tipo de virus causantes de enfermedades; gracias a Dios porque esa misma lluvia nos hace tener un país verde con paisajes benditos y únicos; y porque aun la escasez del agua no es un problema que alarme a la mayoría de nosotros, como sucede en otros pueblos.
Gracias a Dios porque la lluvia se me antoja para un beso de alguien especial; ¡que rico un beso bajo la lluvia!
Gracias a Dios porque esta enfermedad me hace entender y valorar la importante y sabia decisión que tomé al dejar de fumar.
Gracias a Dios por la enfermera de una famosa y reconocida farmacia ubicada en el cruce de Guachipelin y Escazú que me inyectó dos veces, una en cada nalga, cuando es posible que pudo haberme recetado algo más barato y menos doloroso, gracias a Dios por esa mano tan pesada la cual sentí como la mano de Sugar Ray Leonard en sus buenos tiempos y que me hizo salir cojeando de ese establecimiento comercial; pero que me hizo a la vez reconocer la bendición de poseer la libertad de elegir y ser responsable de mis decisiones; muchos no tienen esa bendición ni los medios para hacerlo.
Gracias a Dios porque estando enfermo no siento ganas de reclamar, de defenderme, de juzgar, de señalar, de dar órdenes, de defender mi razón, de criticar, en fin no tengo ganas de pretender ser algo ó alguien; solo tengo ganas de estar vivo y sano.
Gracias a Dios por aquellos que creen que soy de hierro, que piensan que no tengo derecho a enfermarme a pesar que ellos se incapacitan hasta por ser alérgicos a la colonia que usan, gracias a Dios pues ellos me enseñan a que no debo juzgarlos, porque aunque ellos lo crean; la verdad es que no estoy hecho de hierro.
Gracias a Dios porque me siento tan mal que no quiero seguir trabajando desde mi casa como otras noches sino que he podido poner atención a otras cosas: a la vida de mis amigos en facebook, a el discovery channel, a mi guitarra empolvada por falta de uso, a la comida casera que es tan rica, a un buen jarro de aguadulce caliente, y hasta mi apartamento que reclama mantenimiento “preventivo” desde hace más o menos dos años.
Gracias a Dios porque estaba triste de estar enfermo y termine escribiendo; lo cual amo hacer; y al hacerlo mi estado de ánimo cambia y doy gracias a Dios porque si al menos una sola persona que tenga gripe como yo ahora, al leer esto logra perdonar mi mala redacción y al mismo tiempo recibir buenas vibras y cambiar su ánimo; habrá sido un placer estar enfermo y diré ¡Gracias Dios!. DM