Dar gracias a Dios y al Universo cuando la vida parece darte
la espalda, pareciera algo muy difícil de realizar, sin embargo es la única y
más acertada acción que se pueda llevar a cabo. La gratitud es una frecuencia.
Es la frecuencia correcta. Cuando nos quejamos, nos enojamos, entristecemos o
sufrimos en general esa frecuencia suele cambiar.
Volver a la
frecuencia correcta no siempre resulta fácil pues las problemas pueden ser muy
graves y las situaciones muy diversas y complejas; sin embargo se puede con
disciplina diaria, con constancia y dedicación. Debemos volvernos vigilantes de
nuestra frecuencia interna y estar siempre atentos a dar gracias en todo
momento.
Siempre habrá motivos
para dar gracias al universo por más pequeños e insignificantes que parezcan.
Al dar gracias volvemos a sintonizarnos y a vibrar en la frecuencia correcta,
para que nuestros sentimientos cambien y las cosas buenas empiecen a
manifestarse nuevamente.
¡Gracias!
Dario Morales
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